Coordinador Ángel Pérez Menchero. email: seo-sierradeguadarrama@seo.org Secretario Benjamín Berdiales Fraga.

sábado, 20 de mayo de 2017

Día de las aves migratorias. Ruta por Robledondo

El pasado sábado, 13 de mayo, con motivo de la conmemoración del día internacional de las aves migratorias, y en colaboración con el Ayuntamiento de El Escorial, organizamos una ruta guiada por los piornales entre el pueblo de Robledondo y el Cerro de la Cabeza. Nos acompañaron doce amigos, muchos de ellos ya habituales de nuestras actividades; por parte del grupo nos juntamos Nathan, con su pareja, Gonzalo, con su mujer y los dos retoños (que ya tiene mérito), Jesús y el que esto escribe.

Esta vez, la puntualidad de todos los asistentes fue exquisita, a pesar de lo poco indicado que estaba el lugar de encuentro, así que, a eso de las nueve y media de la mañana, y tras una muy cutre exposición, por mi parte, de los objetivos del día, comenzamos la caminata.

Comienza el día con energía

El día comenzó algo desapacible, con viento frío y el cielo nublado, pero como las previsiones apuntaban a que iría mejorando, comenzamos con ánimo. Todavía en el pueblo, nos vimos envueltos en la algarabía de gorriones comunes, aviones, golondrinas, palomas torcaces y estorninos.

Salimos del pueblo por el camino del cementerio, en dirección a La Solana, y entre los últimos restos del robledal que da nombre al pueblo comenzamos a ver los primeros invitados de honor: carbonero común, petirrojo, colirrojo tizón, la primera curruca (una mosquitera) o el primer escribano (un soteño), mientras sobre nuestras cabezas comenzaban a ciclear los buitres leonados.

Abajo, en el soto que oculta el arroyo de Robledondo, con mucha dificultad se conseguía ver otro tipo de avifauna: la fugaz oropéndola, una pareja de no menos fugaces perdices rojas, levantadas involuntariamente por nuestro grupo y alguna que otra tarabilla, luciendo espectacular sus colores nupciales, junto a los primeros alcaudones comunes, mientras el cuco comenzaba a repetir su monótona cantinela y las águilas calzadas hacían su aparición estelar.

De repente, y sin previo aviso, sobrevolando el valle y a la altura de nuestras cabezas, nos sobrepasó sin inmutarse un soberbio buitre negro, que acudía probablemente a alguna carroñada, ya que fue acompañado casi inmediatamente por un buen número de buitres leonados. ¡Qué visión! Desprevenidos y todo pudimos disfrutar a placer de la belleza de este impresionante animal.

Dejando atrás definitivamente los últimos restos de arbolado, nos internamos en terreno abierto, dominado en primera instancia por pastos ganaderos que iban cediendo el protagonismo al piornal según aumentábamos la altura y se reducía el uso ganadero del suelo. Comenzaba a aumentar la abundancia de aves típicas de matorral, y así conseguimos ver las primeras currucas carrasqueñas y tomilleras, una buena cantidad de tarabillas comunes, pardillos, cogujadas montesinas, collalbas rubias y alondras comunes. No dejábamos tampoco de mirar al suelo, donde a cada trecho nos encontrábamos con hermosos ejemplares de orugas de lepidóptero que no  lográbamos identificar.


Disfrutando de la caminata

Restos de un pasado ganadero

Iniciándonos en la entomología

Nos llamó también la atención un pequeño saltamontes, que a primera vista parecía un trozo de madera lleno de líquenes. Casi sin abdomen, aventuramos que quizás fuese un estado larvario. Aquí os lo dejo, por si queréis intentar identificarlo.


Curioso saltamontes

Cerca ya de la Cuerda del Ortigal decidimos tomarnos un respiro. Hicimos un alto en el camino junto a una pequeña manada de caballos que nos deleitaron con su hermosa figura y los galopes de los potros. El día, al contrario de lo que aseguraban las predicciones, fue cubriéndose por momentos y el viento fresco anunciaba unaa más que previsible lluvia que, afortunadamente, no llegó. Desde el roquedo donde descansábamos pudimos ver un más que apreciable paso de estorninos negros, un bandito de palomas domésticas, un cernícalo vulgar que buscaba su alimento, una pareja de chovas piquirrojas y, para los más afortunados, un gavilán que pasó fugazmente mientras nos preparábamos para la foto grupal.


Como en el salvaje oeste

Bonito paisaje

Una pausa para reponer fuerzas

Estupendo grupo

Repuestas la fuerzas, y con la preocupación por el empeoramiento del tiempo, nos dirigimos hacia el abrevadero que se encuentra en el camino que baja al Monte del Pinarejo, para rellenar las cantimploras y, en un guiño al buen hacer de Gonzalo, buscar algún anfibio. A partir de ahí, y con casi todos los objetivos cumplidos, emprendimos el camino de regreso. Desde el camino del pinar, en el bosque que le da nombre, pudimos oír los pinzones vulgares, carboneros garrapinos y agateadores comunes tan típicos de este entorno. y en otro tipo de entorno, concretamente debajo de una gran piedra levantada por Gonzalo, la gran sorpresa del día: un par de sapos corredores dormitaban junto a un grillo.


Sorpresa anfibia

La bajada hacia el pueblo, hecha casi toda campo a través, fuera de la pista que lleva a la carretera y atravesando fincas ganaderas, nos dejó ver alguna otra especie que se nos había escapado: jilguero común, triguero y ratonero común pusieron broche de oro a la jornada, así como una buena cantidad de polillas tigre, que dieron colorido a la parte final de la ruta.


A falta de fotos de aves...

Y así, alrededor de las dos de la tarde, dimos por finalizada la jornada, con la sensación de haber conseguido la mayoría de los objetivos propuestos.


lunes, 15 de mayo de 2017

Día de las aves migratorias con el CEA La Pedriza

El pasado domingo 7 de mayo, a petición del CEA la Pedriza, colaboramos en una salida abierta para celebrar el día Mundial de las Aves Migratorias.


Finalmente fuimos 3 personas del grupo Local, Carlos López, Benjamín Berdiales y Raúl Meléndez. En total hubo, si no recuerdo mal, 15 inscritos más 3 integrantes del CEA.

La idea inicial era hacer una ruta de unas 3 horas (de 10 a 13h) que saliera desde Collado Mediano en ascensión a la zona del Cerro del Telégrafo (Cabeza Mediana), ladera opuesta a la ladera de Matarrubia de Moralzarzal, que conocíamos mucho mejor.



Aunque la ruta tenía intención de girar en torno a las aves migratorias, la zona no era muy apropiada para ello, pero temíamos que iba a ser un buen filón de rapaces de muchas especies, sobre todo en la zona cercana a la cumbre del Collado. Ahora entenderéis por qué.



Inicialmente dimos una pequeña introducción de las aves que previsiblemente veríamos en la excursión, así como los aspectos más relevantes de la migración. Los integrantes del CEA entregaron algunas guías y prismáticos y sin mucho tardar iniciamos la excursión.



Se trata de una zona bastante seca, donde predomina el pinar de media montaña, con bastante afloramiento granítico y alguna pradería influida por ser una zona ganadera vacuna. Enebros, pequeñas encinas y abundante matorral mediterráneo terminaban de esculpir paisaje.



Pronto iniciamos la observación de los pequeños y medianos pájaros: Verdecillos, Pinzones, Curruca Cabecinegra, Zorzal Charlo, Alcaudón Común y Paloma Torcaz. Entre las rapaces, de inmediato, mucho Milano Real y varios buitres (negros y leonados) sobrevolando.


El siempre espectacular buitre negro
A continuación vendría lo realmente interesante: Rapaces por doquier. Plantamos telescopios en zona ganadera con vistas a pinar. En seguida, 2 ratoneros haciendo sus típicos círculos aprovechando térmicas, Milano Real entrando al nido en un alto y verde fresno en el vallado de la propia finca. Varias águilas calzadas, incluso alguna con su bonita fase oscura también se entretenían con vuelos nupciales. Con los prismáticos, entre ratoneros, calzadas y milanos pude diferenciar a una rapaz, que a primera vista, aparentaba ser mucho más grande.

Con el telescopio ya en mano confirmaba la silueta de una preciosa Águila Culebrera, quien portaba en el pico, una culebra mediana. Haciéndole seguimiento pudimos observar que se posó en un pequeño pino. Uno por uno, los asistentes a la excursión alucinaron con la belleza de la rapaz. De pronto, nos dimos cuenta que en una de las ramas del mismo pino, estaba su pareja, y de repente vimos algo espectacular: El macho hace entrega de la culebra a la hembra. Bonito y jugoso regalo para las tardías nupcias de esta especie.
A continuación, un bonito macho de azor solo divisado por unos pocos se mete como una flecha en el propio pinar.

Continuamos el camino con tan entrañable imagen aún en nuestras retinas con muchos comentarios al respecto y el alucine de los asistentes. Más pequeños pájaros que no habíamos visto antes: incluida una curruca carrasqueña y varios rabilargos. También reclamaban, sin llegar a verlos, Mosquitero Papialbo y Reyezuelos.



Subimos una Buena rampa hasta coronar la primera de las laderas y que serviría de un primer mirador. Zona muy querenciada por nuestra Hermosa Águila Imperial. Efectivamente, volando entre más Buitres, más calzadas, y más milanos, una gran silueta oscura, que a vista de prismáticos y telescopios dejaba ver sus representativos hombros blancos. Preciosa. Nos deleitó planeando en las Corrientes térmicas unos 5 minutos hasta que la perdimos de vista.



La siguiente, obligada parada y zona para terminar la ruta era una zona rocosa, conformada por varios bolones graníticos y que servía de un segundo mirador. Zona ya muy conocida por nosotros y que da vistas a prácticamente toda la sierra del Guadarrama. No solo a nivel paisaje, sino por ser división de varias laderas colindantes y lugar de paso y caza de muchas de las rapaces.

Vista hacia la Sierra de Hoyo

Cerro de Cabeza Mediana

Vistas de Collado Villalba

Sabíamos, además, que era posadero de Búho Real y aprovechamos para enseñar a los asistentes algunas egagrópilas de éste. Incluso disgregamos alguna de ellas, donde se pudieron observar los huesos y restos de su principal presa: el conejo. Hubo pocas egagrópilas para repartir, pero el CEA se llevó alguna para algún taller posterior. También pudimos ver restos de plumón en sus posaderos habituales. 




Disfrutando de las vistas

En esta zona estuvimos una hora. La gente alucinó con la exagerada cantidad de rapaces que sobrevolaron nuestras propias cabezas: más milanos, más calzadas, más buitre negro y leonado, y un nuevo invitado: un precioso abejero europeo que fue el punto "exótico" y buena cita de rapaz migratoria.
Carroñada cerca, pudimos ver bastantes cornejas, urracas y milanos, querenciados al valle de la ladera. Lo confirmamos en seguida con el picado vertical de multitud de buitres hacia la misma zona. Otra imagen preciosa que muchas veces ocurre en nuestros montes.

La gente especialmente alucinó con varias peleas y vuelos nupciales de milanos reales y negros. Todo visto como en el cine. Sentados en un alto y con unas vistas impresionantes.

Milano real

También, un águila imperial con un conejo en sus garras era perseguida encima de nuestras propias cabezas por una pareja de cuervos, incesantes éstos en su intento por que soltara la presa. Son habituales cleptoparásitos de las rapaces, sin muchas veces pensar que ellos mismos pueden servir de almuerzo a alguna de ellas. 



Abrumados ante tanto rapacerío, dimos por concluida la salida. La bajada fue más relajante pues sirvió para comentar, entre disfrute de los asistentes, todo lo que habíamos visto. Al llegar de Nuevo al punto de partida, pudimos saber por los comentarios que se hicieron que la gente quedó encantada, incluidos los integrantes del CEA.

Sin más, nos despedíamos hasta una nueva jornada, donde seguramente el CEA nos pedirá colaboración. Nosotros, como siempre, encantados ante la implicación y los agradecimientos de los asistentes.

Crónica por Raúl Meléndez.

domingo, 7 de mayo de 2017

Día mundial de las aves migratorias

Hola a todos.

Con motivo del día mundial de las aves migratorias, que se celebra el próximo 10 de mayo, desde SEO - Sierra de Guadarrama hemos organizado una ruta por los alrededores del pueblo de Robledondo, donde podremos aprender algo más sobre estas incansables viajeras.

Os esperamos a todos.


sábado, 6 de mayo de 2017

Crónica de la salida de anfibios

Con fecha 29 de abril de 2017, y dentro de las actividades del grupo SEO SIERRA DE GUADARRAMA en colaboración con el Excmo. Ayuntamiento de El Escorial, realizamos una salida herpetológica a ver anfibios a distintas lagunas y charcas temporales de los términos municipales de El Escorial y Colmenarejo.

Se quedó a las 20:30h, en la entrada del centro Cañada Real en Peralejo, lugar adecuado para juntarnos todo el grupo, hacer una introducción de la actividad, comentar la problemática de los anfibios, y establecer las normas para una actividad de disfrute compatible con la adecuada protección de las especies y los espacios (ambos muy vulnerables). Acudimos veintitrés personas, que resulta un número idóneo para realizar la mencionada actividad.

Aunque el día estuvo muy lluvioso, la mujer del tiempo auguraba el fin de las lluvias para cerca de las 20 horas; y el pronóstico, por una vez, se cumplió. Esto, junto con una muy agradable temperatura, hizo muy cómoda la salida, sin perjuicio de que la temporada de anfibios, tras un mes de abril muy cálido, estaba ya bastante pasada.

Así, a eso de las 21 horas, acudimos a echar un vistazo a la única laguna pública del complejo lagunar de “El Castrejón”, humedal catalogado de la Comunidad de Madrid.


Laguna de El Castrejón

La laguna estaba muy llena, con Fochas y Zampullines chicos cantando por doquier. Las orillas estaban repletas de Ranas comunes (Pelophylax perezi), que hicieron las delicias de los más pequeños, mientras que en la zona sumergida, y al estar muy crecida la vegetación subacuática, era complicado el muestreo. Finalmente encontramos una hembra de Tritón pigmeo (Triturus pygmaeus), que pudimos disfrutar a placer.

Prueba de agudeza visual: encontrar la rana común

Hembra de tritón pigmeo

Tras una hora en el Castrejón, y tras desinfectarnos con VIRKON tanto los zapatos como el material, partimos sin pérdida de tiempo, a eso de las 22 horas hacía la "charca de Los Escoriales" en el cercano municipio de Colmenarejo.

En "Los Escoriales", vimos: bastante Tritón pigmeo, pudiendo distinguir las diferencias entre machos y hembras; un par de Gallipatos (Pleurodeles waltl), en los que se destaca su tamaño y el método defensivo de proyectar sus costillas hacia el exterior, algunas Ranas comunes, y un ejemplar de Culebra viperina (Natrix maura) de unos 30 centímetros.

Un precioso ejemplar de gallipato

Con esa buena cosecha, una maravillosa compañía, y la gente más o menos contenta, cada mochuelo regresó a su olivo, tras desinfectar de nuevo y guardar todo el material.